Cuando empecé a programar el guestlist de esta temporada me propuse que hubiese un poco de todo. En parte porque por aquí ya sois 6000 personas, cada uno de su madre y de su padre, y no me gustaría asumir que los gustos de todos siguen la misma línea - pero más importante aun porque romper con las cámaras de eco algorítmicas tiene que ser un trabajo activo. Obviamente, mi “de todo” no significa que vaya a decirle a alguien de la fachosfera que se pase a comentar anécdotas de sus mejores días en Foroc*ches, sino que le voy a decir a mi amigo Alberto que la pista es ahora suya.
Alberto y yo nos conocimos como las personas normales, a través de amigos en común en twitter, o en twitter y luego descubrimos que teníamos amigos en común, no me acuerdo. Son muchos años ya. Lo guay con él es que te das cuenta que es más importante tener una línea de pensamiento similar que unas aficiones iguales para que estar hablando con alguien te resulte fascinante. Alberto salpica cada día mi TL con tuits sobre fútbol, basket, videojuegos. Lo hace sin contexto, como si hablase con un amigo suyo que también está en la onda, y yo me entero (como algunos me decís que uno se siente leyendo esta newsletter) de entre un 30 y un 40% de las cosas. Y me encanta. De vez en cuando veo patrones, de vez en cuando clicko links, y de vez en cuando le escribo sobre algo que he visto de algún jugador estadounidense para que me dé el background que necesito para entender lo que tengo que entender.
Porque lo guay de Alberto es que no es un fife, ni un niño rata. Es periodista especializado en economía y política - y todos los análisis e incluso los chistes que hace de todos estos temas tienen siempre carga política y conciencia social, entendimiento de cómo funciona el mundo. Un ponferradino afincado en la provincia de Barcelona que se autodenomina “wife guy”, casado con mi también amiga Sara y padre de un perrito que se llama Tao. Cuando le pido que me cuente más de él me dice que va en el capítulo 305 de One Piece y creo que ese concepto entero le define bastante bien. Para saber a qué otras cosas se ha enganchado lo podéis encontrar en su twitter.
Disclaimer: Alberto siempre escribe con 3-4 capas de contexto y personalmente me parece fenomenal. Esto es la escritura pura de internet, los agujeros los tienes que rellenar tu mismo. Mi novio lo define como gongórico (non-derogative). Lo que dice solo lo entienden los que quieren entender.
Ahora sí, Alberto al mando:
“Bon dia! Lo primero que hice cuando Ainhoa me propuso este capítulo de Gárgola fué contárselo a mi mujer y a mi amiga Maria, a ver si se me pasaba el susto. Esto es gordísimo. En el Cercle d'Economia la gente tiene más dinero, pero no me cae tan bien. Con el rato he dejado de hiperventilar, y tot plegat se ha convertido en el respiro bienvenido -encima de otro, que me pilla de vacaciones-. Leo esto desde Mataró -seguramente, igual no, ya veremos-, pero le hablo a la estimada audiencia sentado en una de las camas del piso de mis abuelos en Ponferrada. Es la primera vez en años que vengo aquí sin nada que lamentar, y eso está bien. El verde me da perspectiva, y tanto Sara como yo podemos evaluar más y mejor. Normal que se me haya ocurrido aquí _la cosa_.
Estaba en la ducha dando vueltas a la lista: con qué diez entradas performaré mejor delante de toda esta gente? Le había dicho a Ainhoa en el intermedio de The Magnetic Fields que ya lo tenía casi hecho. Es lo mismo que le digo a mi editor cuando me pregunta los lunes por los temas de la semana, y en ambos casos es mentira -me divierte la cantidad de gente que hace bromas con deadlines en Gárgola Digital, me sumo-. Bueno, el sentido de esta newsletter, desde donde yo lo veo, es querernos tanto que nos ofrecemos les unes a les otres nuestras cosas. Es otro respiro más (otro más!) entre tanto espacio, incluso los propios, en que ordena y manda el cinismo de los que -sabe dios- han perdido. Mi amigo Lucas, al que conoceréis mejor más adelante, me dijo hace poco que estaba harto de grises, y la verdad es que sí. Vale ya, no? Los matices son para las asambleas, afuera hay buenos y hay malos. Así que he intentado que mi decálogo ofrezca -casi entero- aquello con lo que los buenos hacen que lo que viene me de menos miedo. La crítica de Paste del Hellmode de Jeff Rosenstock decía que "saca la esperanza del caos de su lavadora". Pues a eso hemos venido.”
10 manás multicolor
1- Horror Vanguard. "Este podcast va, en primer lugar, de amigos; en segundo, del inevitable advenimiento del comunismo; y, en tercero, y solo si queda tiempo, hablamos de una o dos pelis de terror". Con Jon Greenaway he entrado en contacto hace relativamente poco, y empiezo la newsletter con, igual, el trozo de su persona en internet que más reservas me genera. Horror Vanguard es innegablemente divertido, y opera como es chulo que operen estas cosas -lo más importante del mundo son los chavales-: cada capítulo ofrece un deep dive un poco sui géneris en una peli de género. En su mejor versión, es un estudio sobre un objeto perfectamente imbricado en las formas de lectura y consumo que le son contemporáneas para encontrarle los puntos ciegos al capital: muy muy optimistas de suyo, los tres co-hosts (con @darrowvania y @laborkyle) son capaces de hacerme salir esperanzado -hasta un poco erotizado- de dos horas comentando películas que asustan a satanás. Hace poco, juraría que es el último episodio hasta el momento, acabé convencido de que ganaremos al final de un programa sobre la trilogía del Cornetto de Edgar Wright -imagínate-. Combinado con lo primero que leí de su mano, un panfletillo muy cortito sobre la esperanza en la obra de Bloch, todo lo que hace Greenaway -a veces con algún saltito, a veces con excesivas concesiones- explicita mucho una idea que también aparece en The Weird and the Eerie, entre otros sitios: el terror demuestra que el capital sigue embrujado, perseguido por los fantasmas de su propia finitud. Sus monstruos son el futuro estirando de nosotros. Como decía Oli Frost: Socialist vampires want to control your mind // Force you to put profits after needs of humankind.
2- Cool People who did Cool Stuff. Empiezo con dos podcasts sin tener claro si incluiré alguno más, así que no venderemos esto como una sección de radio. Margaret Killjoy -una persona curiosísima en el mejor sentido del término, que fundó una banda black metal, ha entrevistado a Ursula K LeGuin para un libro sobre autores anarquistas y ha publicado cosas súper interesantes en el mundo de la ciencia ficción especulativa contemporánea- conduce una serie que ahora es larguísima de conversaciones sobre historias de resistencia colectiva: Cool People who did Cool Stuff. Es un formato precioso, además: es el invitado el que llega para explicar la historia de una revolución, un sabotaje, una organización de cuidados colectivos u otros crímenes, como una presentación para clase. Como tantas otras cosas buenas en mi vida, entré en esta gracias a John Darnielle, que condujo hace un par de años un episodio sobre los diggers, el ala izquierda de los demócratas levellers durante la guerra civil inglesa de la década de 1640. Fíjate tú. Y de ahí a todo: historias de ingenieras informáticas esenciales para els cosmismo soviético, de las colectivizaciones anarquistas durante la Guerra Civil, de los colectivos LGTBIQ+ antifascistas en la invasión nazi de centroeuropa... No te lo acabas.
3- Dungeons and Dragons. Un ejemplo, igual el más grande que hay en mi día a día ahora mismo, de algo que puede vivir cómodamente en el mundo de los más opresivos y cósmicos mecanismos econométricos y a la vez estar preñado de cambio y de amor y de conexión es Dungeons and Dragons. En otra edición de esta newsletter ya se comentó la resistencia contra las prácticas monopolísticas de Games Workshop en el mundo de los wargames; y Wizards of the Coast y Hasbro son un poco lo mismo para los TTRPGs. En la última edición del manual del jugador, que ahora sale cada año como si fuera un Fifa, incluso han reconocido, tot cofois, que han utilizado inteligencia artificial para algunos diseños Y LO QUE TE RONDARÉ MORENA. En este caso sí tenemos muchas herramientas para escapar de su yugo: hay cincuenta juegos divertidísimos que no son DnD, profundos e interesantes. Además, de suyo, el lore más engrescador que sale de sus libros es el que se inventa una chavala hasta las cejas de cafeína y desconectada de la realidad tres horas antes de dirigir una sesión que no se ha preparado pese a haber tenido dos meses para hacerlo y que va a acabar con los cuatro jugadores llorando. Precisamente aquí está la oposición más divertida a esta gentuza: usar sus propios libritos para el bien. Incluso los canales más grandes del mundo, Critical Role o Dimension 20, tienen, por suerte, algo de esto. Pero sin asumir que los lectores de esta newsletter disfrutan viendo sesiones de rol de cuatro horas el jueves para posteriormente representar el sábado a su paladín semiorco con una crisis de fe durante ocho, una cosa muy divertida que pasó hace poco es The Party, que es una webserie sobre la quest de un grupo de amigos que es graciosa y bonita, pero que también dibuja fantásticamente el asco que da tomarse este juego con distancia irónica. Y con eso ya trabajaremos.
4- Cartas Magic. Hablando de ver por youtube las cosas que hace uno el sábado por la noche: cartones mágicos. También de Wizards of the Coast, pues muy bien. Volvimos hace poco a jugar después de muchos muchos muchos años -casi a la vez que BDG y su grupo de amigos, cosa que me hace profundizar la ya desquiciada relación parasocial que mantengo con él- y ahora dedico mis horas libres a minmaxear mazos con cartas que solo me podré permitir si dejo de pagar el coche. Dicho esto, es una comunidad que, por suerte, también ha cambiado. Nuestras primeras partidas fueron rodeados de la peor gente posible -uno de ellos ahora es uno de los creadores de contenido más prominentes del mundo terraplanista castellanoparlante-. Pero ahora, como en la anterior entrada, hasta los espacios más populares de las redes son calentitos. En Magic, donde más: Tolarian Community College es un regalo que tendría que tener cualquiera con un hobby. Dicho esto, últimamente la chavalada se ha inventado un formato nuevo: sharpie cube. Ahora, en vez de hacerte tres puntos de daño, nos pegamos a puños; o me tienes que dar un beso. Pero no hay que ser adanistas: también me he aficionado a este grupo de cuarentones abriendo sobres de ediciones de los 90 buscando mox perla perfectamente centrados -a 6.000 dólares la carta- para hacer una sábana con ellos.
5- Once upon a jester. Madre mia Ainhoa lo siento mucho esto es larguísimo. Recomponte, Alberto, saldrás de esta: Once upon a jester es un juego bellísimo en el que los protagonistas, un bufón (Jester) y un calcetín (Sok), mejores amigos de toda la vida, tienen que investigar las preferencias de los habitantes de los pueblos por los que va pasando su teatro itinerante para ofrecerles la función más exitosa posible. Poquitas poquitas veces me lo habré pasado mejor. Hace años que se pide a la gente de Bonte Avond que lo conviertan en una webserie. No sé, está bien así.
6- Esto no va de libros. Este juego, como todos los que me gustan de verdad, me lo recomendó Lucas. Lucas es la cabra de todo esto. El resto puede irse a casa o al Palau Macaya o donde sea que duermen. La primera vez que entré en la cuenta de Esto no va de libros (@estonovadelibros), su movida, me paré un momento a leer los posts sobre otros dos juegos que jugué por él, GNOG y Orchids to dusk, y no me quiero ir nunca más. Pocas cosas en el mundo me dan más motivos para estar feliz con lo que viene que proyectos así de universales, más aún cuando el universal es este.
7- “'Gamers' don't have to be your audience. 'Gamers' are over.”. La experiencia de mucha gente que hace juegos, habla sobre juegos, trabaja en juegos... Es sustancialmente peor que todo esto. Desde el punto de vista de la crítica y la prospección, Leigh Alexander escribió hace 10 años (10 AÑOS!!!!!!) este artículo gigantesco que solo se equivocó en una cosa: el cadáver de la industria del videojuego no se ha acabado de descomponer, y los gamers siguen siendo muertos vivientes que dominan su expresión generalista. Una eternidad en la misma trinchera, pero la alarma de entonces sigue sonando: "si declinamos hacer cultura, o a mediar en ella, somos responsables por lo que se engendra en el vacío que queda". A cambio, algo más reciente y que me pone mucho más contento: una lista de los mejores juegos de 2023 que tiene arriba del todo Shenmue (uno). Visca Dia Lacina, mori el mal govern.
8- Patoaventuras. Cojo el testigo de Adrián, que también hizo una de estas ediciones algo antes y mucho mejor que yo, y os comparto mis dibujitos. Que tengáis suerte (y cuidado), o podéis veros apurados. Patos (uuuh).
9- The Polycrisis. En tanto que newsletter, otra newsletter. The Polycrisis es la cosa más importante que leo cada más o menos mes. Es una de las listas de Phenomenal World, que también está bastante arriba en el ranking: sitio y mailing son una de las mejores fuentes del mundo ahora mismo para entender cómo interseccionan los horrores del presente entre ellos, desde el periodismo, la divulgación y la academia. Además, se mueve bien entre lo urgente y lo importante: hace dos meses fue el mejor de todos los ojos que miraron hacia los aranceles a China; en julio, el único que miró al austericidio en Kenia; y hace un par de semanas funcionó descubriendo la implicación de las reformas del Fondo Monetario Internacional en las revueltas en Bangladesh.
10- Y lo último, para los que nos gusta la NBA esta semana ha sido dura: se ha retirado Adrian Wojnarowski, el gran insider de ESPN, y se acabaron las notificaciones a las cuatro de la mañana con nuevos contratos para el decimoquinto base de los Maine Red Claws. Bien por él, que descanse. Y, como siempre duele menos mirar hacia el cielo con la esperanza de que el ser amado también lo está haciendo, vivo el duelo cogido a este tuit de Hanif Abdurraqib. Y yo también, rey. Y yo también.
"si declinamos hacer cultura, o a mediar en ella, somos responsables por lo que se engendra en el vacío que queda" aplicable a tanto hoy en día 🥲
me ha encantado 10/10
Dime que te salvaste de las drogas jugando a Magic y viendo la NBA por la noche sin decírmelo. Albert es el rasgo común que define media kuadrilla.