Tener a Carmen Pacheco de invitada en la Gárgola me tiene giggling, kicking my feet.
Qué puedo decir. Imagino que ya la conoces. Ella es la OG de newsletters en España, no solo porque vino antes que todas nosotras, sino porque Flecha es tan buena que si hablas con cualquiera de las 15.000 personas que la siguen se te autodeclarán FANS. El poder que tiene… Mi hermana me suelta un “AY💗” cada vez que hablo de ella. La última vez solo ME CITÓ me siguieron 400 personas de golpe. Espero que Carmen nunca lidere un escrache.
Me considero una absoluta privilegiada porque puedo quedar ella y con Delia en Madrid para que me guíen un poco cuando estoy perdida en la vida. Me encantan porque llegas a los 40 y el mundo se para (especialmente para mujeres)(elige ser absolutamente devota a tu familia o a tu empleo) y me encanta quedar con mujeres que transforman esa energía en curiosidad por el mundo. Entienden tu contexto porque nunca han desconectado de un mundo que sigue girando, y traen consigo la sabiduría que no solo te dan los años, sino el espacio que el tiempo te da para alcanzar una vista privilegiada de tu alrededor. Solo espero que en 10 años yo también sea como ellas.
En lo profesional Carmen es guionista y escritora, es co-creadora de las series Místicas, Blum y Santuario . Ha trabajado como consultora y redactora creativa para marcas y ha colaborado en medios como Vanity Fair, Vogue o Verne de El País. Es una crack.
Me callo y dejo que escriba ella. Si aún no la sigues puedes encontrarla en su instagram o en su newsletter(te la enlazo de nuevo)!!!!
“Como llevo conectada desde 1995, me gusta decir que internet es mi pueblo y que yo soy la señora sentada en la calle, frente a la puerta de su casa, que está deseando que alguien la invite a una newsletter como esta para poder contar que todo eso de allí eran blogs y que lo de más allá eran listas de correo, html estático y servidores de IRC. Es un símil que me hace gracia, pero la verdad es que no tiene mucho sentido. Mi relación con internet en realidad es más la de un viejo marinero que conoce bien las corrientes y puede predecir cuando se avecinan vientos y en qué dirección van a soplar. Sin embargo, lo que resulta más útil a ese marinero es la prudencia de reconocer que si lo sacas de sus aguas, estaría bastante perdido.
Porque por muy buen radar que tengas, internet es inabarcable. Es como el océano: vasto y profundo, llenísimo no solo de nuestra basura, sino también de criaturas fascinantes, tesoros abandonados durante décadas y cosas que es mejor no llegar a ver nunca. Hay que acercarse siempre a él con reverencia, humildad y ganas de explorar lo desconocido.
Con ese ánimo de expedicionaria curiosa, anciano nostálgico brasas y momia de internet, traigo aquí:”
10 cosas que encontrarían en el ajuar funerario de mi pirámide
(Perdón por cambiar radicalmente de símil pero de repente me he cansado del marinero)
1. Mi dieta básica de subsistencia. Desde hace unos años, las cuentas que sigo con más interés en redes sociales son de personas anónimas con pocos seguidores. Por poner un ejemplo, últimamente estoy muy enganchada a la vida de una chica que vive en Londres, se convirtió al catolicismo hace unos meses y está pasando el duelo por la muerte de su padre. Esta chica apenas pone fotos de su cara, pero comparte imágenes de lo que come, moodboards de lo que le gusta, la ropa que lleva (elegantísima), los jerseys que está tejiendo, las estampas que le regala el cura de su parroquia... Sé que no suena trepidante, pero gracias a esta constelación de personas que sigo (no todas tan devotas, aunque el catolicismo está pegando fortísimo: otra que me encanta ha dejado de publicar por cuaresma) descubro pelis, memes, música, productos cosméticos y libros de los que no he oído hablar nunca. Me dan ideas para viajes, recetas o pasatiempos. Es decir, cubren todas mis necesidades básicas en internet. No puedo enlazarlas porque se pondrían candado en el acto, pero en esta pacífica y bella comunidad de X hay un montón de personas así. Por supuesto, es necesario saltar de unas a otras y cherrypickearlas muy bien para que se ajusten a tus intereses personales: ahí está el talento del lurker. Y hasta en Instagram se puede encontrar la pureza. El viejo internet de los blogs y Tumblr sigue estando ahí.
Por otro lado, es importante en mi dieta evitar activamente a los creadores de contenido masivo y los fenómenos virales. No me interesa ahora nada de eso y considero un lujo poder ignorarlo. Con el rumor que me llega de fondo me basta para hacerme una idea de por dónde va todo y si surge algo culturalmente relevante que tenga que saber confío en que me lo cuente mi amiga Delia.
2. Darknet Diaries es uno de mis podcasts preferidos desde hace muchos años y ni siquiera lo he recomendado nunca en mi propia newsletter porque me parece que allí no pega mucho. Jack Rhysider es un white hat hacker (o sea, un hacker legal) que llama a otros hackers para contar batallitas. Las historias son tan increíbles y están tan bien contadas que a veces tienes que parar lo que estás haciendo mientras las escuchas para flipar con todo el cuerpo. Las más alucinantes son las de ingeniería social, como la de Beirut Bank Job, porque parecen una mezcla de peli de enredo y de espías. Y todo transmite un tono muy nostálgico vieja escuela que es como ver Halt and Catch Fire del tirón.
3. El meme de Ea-nasir. Pido perdón por hablar aquí de un meme mainstream que estuvo de moda hace siete años, pero dado que el texto original se escribió hace seis milenios, creo que tengo excusa. Es sencillamente mi meme favorito de la historia de la humanidad. O sea, un señor muy enfadado de Mesopotamia se queja en cuneiforme de que el cobre que le vende un tal Ea-nasir es una mierda y seis mil años después la gente en Twitter lo usa para hacer memes. Perdón otra vez, pero es que este hecho da para varias tesis sobre la historia del lenguaje, la tecnología y qué dice esto de nosotros como especie. Me parece más simbólico que el simio tirando el hueso de Kubrick. Y es que además, la tablilla fue encontrada por Sir Leonard Woolley, jefe del marido de Agatha Christie, esposo de una mujer muy complicada y history crush mío desde siempre.
4. Las hemerotecas. Me parece un sueño hecho realidad que sea posible acceder gratis a un montón de hemerotecas digitales. Esto no es solo una de mis cosas favoritas de internet sino de la vida. Puedo pasarme horas en la de la Biblioteca Nacional flipando con cosas como que a Einstein le pagaran por una charla en Barcelona menos que a un torero por una tarde, y encima no fuera a recibirlo nadie a la estación.
O ese género fascinante que son los anuncios de productos para mujeres.
Igual estos ejemplos no son muy interesantes para nadie más, pero sea cual sea el tema que te obsesione, en la hemeroteca encuentras cosas que te aportan una perspectiva increíble. Porque no es igual el relato que alguien ha hecho del pasado que leerlo con tus propios ojos. Con el plus de que además te sientes como la protagonista de un thriller en la típica escena donde resuelve el misterio.
5. Un vídeo para respirar. No llevo un Lexatín en el bolso, pero me siento mucho más segura en la vida, sabiendo que existe este vídeo en YouTube. Es un simple ejercicio de respiración que te resetea mentalmente cuando la cabeza te hace pantallazo azul. Lo he usado en contadas ocasiones porque no quiero que se me gaste el efecto. En los comentarios hay exheroinómanos, suicidas y veteranos de Afganistán. Advierto que Wim Hof es una figura polémica porque tiene un método para hacer ejercicios de respiración mientras te sumerges en agua helada y varias personas han muerto practicándolo. ¿Pero qué hay más internet que eso?
6. Allie Brosh fue un icono de la edad de oro de Reddit allá por los 2010 y estará para siempre en el top ten de chicas de internet de mi corazón. Su post Adventures in Depression, alojado en un humilde Blogspot, hizo historia en una época en que la salud mental aún no había sido rentabilizada por los creadores de contenido, y sigue siendo un testimonio brutal y preciso de lo que es sufrir una depresión. Lo más fuerte entonces fue que la historia terminaba fatal y tardó más de un año en publicar la segunda parte. Hoy en día Brosh sigue apareciendo y desapareciendo de internet y sé que somos miles de personas las que nos acordamos periódicamente de ella y pensamos: ojalá esté bien.
7. Asesinato en el fin del mundo no es una serie perfecta, pero me encantó y pienso en ella a menudo. Los creadores se fliparon con una preview de ChatGPT a la que tuvieron acceso y parte de la trama ha quedado antigua en cinco minutos. Pero la historia de amor me parece preciosa y romantiza de manera muy satisfactoria lo especial que era conocer a gente en las primeras épocas de internet, cuando este hecho en sí era raro porque ni siquiera existían las redes sociales. Hay hasta una escena parecida a la secuencia final de Hackers (1995) que me pareció superentrañable. También refleja cómo una década después, en otra vida, te reencuentras con esa gente y existe un rollo IYKYK entre vosotros, un entendimiento mutuo que viene a decir: solo unos pocos vivimos aquello y podemos contar esa historia como nos dé la gana.
8. El basilisco de Roko. ¡Pido perdón otra vez! Muy mal gusto por mi parte traer a esta newsletter el tema que dio pie al romance entre Elon Musk y Grimes, pero es que esta historia me encanta. Hace quince años alguien en un foro propone un experimento mental (recomiendo a quien no lo conozca que lea el artículo de Wikipedia porque está más de actualidad que nunca) y algunas personas se lo toman demasiado en serio y se vuelven un poco locas. Es para mí el ejemplo perfecto de cómo funcionan las cabezas en Silicon Valley. No creer en Dios les parece de imbéciles, pero como ellos son demasiado listos para las religiones tradicionales, entre teorías de la simulación, la IA y el aceleracionismo han entrado en una deriva espiritual y existencial loquísima y bastante esotérica que Meghan O'Gieblyn explica muy bien en su ensayo God, Human, Animal, Machine. Lo cual además me sirve de contexto para el próximo punto.
9. Mi propia conspiranoia. Está muy bien dedicarse a leer y comentar conspiranoias, pero para que internet se mantenga desquiciado todos tenemos que aportar nuestro granito de arena. Y yo, si Ainhoa me lo permite, voy a empezar una aquí y ahora, en esta misma newsletter. No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que Sam Altman y otros miembros de OpenAI postean en X memes de Evangelion porque en el fondo creen de verdad en la Cábala. Y no me refiero a la típica comparación entre la inteligencia artificial y la figura del gólem judío (que ya es un cliché). Hablo del Sefer Yetzirah y la gematría, la creencia de que la verdad divina está codificada en la estructura matemática del lenguaje y que a través de una serie de cálculos es posible entrar al backend de la creación y descifrar la voluntad de Dios en boca de sus mensajeros, los ángeles. Estoy convencida de que medio en broma, medio en serio, muchas personas en Silicon Valley piensan que ese es el papel de los LLM y la AGI. No me voy a extender más porque el tema es denso, mi tablero-con-hilos-rojos mental sobre este asunto es inmanejable y quizá hay que haber leído mucho a Neal Stephenson para entrar en el mood. Solo voy a dejar esta definición de Wikipedia aquí:
«Angels are described in Kabbalah literature as forces that send information, and sensations, between mankind and the Tetragrammaton. They are analogized to atoms, wavelengths or channels that help God in his creation».
Y ahora voy a poner este vídeo de Sam Altman (que por cierto, es judío):
Sacad vuestras propias conclusiones, do your research, etc.
10. Una opinión impopular. Para ser feliz en internet lo más importante es no enredarte con la morralla. Se habla mucho del contenido tóxico o de huir de lo que te recomiendan los algoritmos, pero como en este punto de la lista ya estoy bastante unhinged, voy a compartir una revelación que me ha cambiado la vida: lo que más tiempo te quita delante del móvil son las publicaciones de gente que en algún momento has seguido porque son tus amigos, aprecias de alguna forma o incluso admiras su trabajo. Esa gente va a llenar tu timeline de cosas que en teoría te deberían resultar interesantes, pero en el fondo te dan igual. Y no es personal ni una crítica a nadie. El problema es mutuo. Nos estamos matando el alma unos a otros consumiendo y publicando cosas que recíprocamente nos aportan cero. No quiero decir que seas 100 % lurker sociópata y no dediques ratos a interactuar con personas que te caen bien, pero es mejor no consumir nada de lo que repostean. Silencia o esquiva. Busca a tu gente de verdad en internet, dale alas a tus intereses más nicho. Por volver al símil marítimo, hay que huir de esa playa masificada de Torremolinos donde las circunstancias nos han colocado y salir a explorar el océano.
Mis dos newsletters favoritas en una, hoy Ainhoa y Carmen se han pasado internet 💥
La manera en la que llevo días pensando en lo que molaban las relaciones en internet antes de las redes sociales y llega Carmen y justo habla de ello me ha llegado al alma 💖