Querida amiga,
He empezado el año escondiéndome en casa como una ratolina. Cada año por estas fechas me pasa igual, y me recuerda a un meme millennial que vi hace nada que decía que enero era el domingo de los meses.
De todas las cosas con las que me estoy poniendo al día en mi soledad (leer libros, acabar pelis que un día de 2023 empecé y me dormí a mitad de metraje, pasar a limpio apuntes de chino), dedico ratitos a hacer limpieza de un disco duro externo que tengo en casa desde hace años. Los archivos que hay dentro remontan varios ordenadores muertos, y moviendo archivos de 2010 o 2012 estaremos hablando de que en sus carpetas se encuentra la mitad de mi vida consciente. Mi urgencia por ponerme modo arqueóloga con sus contenidos viene de que hace un par de semanas, durante unas cuatro horas, pensaba que me lo habían robado.
Soy muy consciente de la pérdida de la memoria digital, es un tema que me parece fascinante hasta el punto de que este verano me encontraba viendo documentales holandeses sobre el tema - por lo que cuando pasó no sentí decepción, sino un triste asentimiento a algo que estaba destinado a suceder. Pasó lo mismo cuando me robaron el móvil en junio y con ello se perdieron todas las fotos que saqué mientras estudiaba en Taipei. Tenía muy presente esta falta de fotos y videos mientras revisitábamos algunos sitios taiwaneses este invierno. No es como que esos archivos tengan una vida mejor en medio de los gigabytes de basura entre los que se encuentran en el disco duro, pero por lo menos estaban ahí. Anyway, falsa alarma.
Ahora, con mi trabajo ordenando archivos, borrando todo lo que no es vital, todo lo repetido y lo borroso, me siento como quien le dicen que su casa está incendiándose y solo puede coger unas pocas cosas antes de salir corriendo de ella. Un día me despertaré y mi red social favorita se habrá borrado, o mi ordenador no se encenderá, y no podré hacer nada para solucionarlo. Y no pasará nada porque es lo que tenía que pasar. Amiga, mi consejo: imprime cuatro fotos y haz las paces con el presente, dale.
10 cosas en las que pensar ahora
1- Blackbird Spyplane han posteado que el color del año en cuanto a ropa va a ser el morado terrizo, el Jokercore (muy bien traído en los comentarios del post), ser berenjenapilled. Y como todo lo que dicen en líneas generales va a misa ya he empezado a hacer mis primeras pujitas en Vinted.
2- Me pareció super interesante esta reflexión de Katherine Dee sobre “la cruz principal de tener main character syndrome”, en el que argumenta que lo peor de creerte protagonista de la película que es tu vida (una patología que compartimos muchísimos millennials), no es el creerte con derecho de llamar la atención todo el rato, sino que al ver tu vida de manera narrativa no te sientes bien a menos que la trama avance.
3- Lo que me encanta ver a gente haciendo cosas innecesarias es algo que no está escrito, manteniendo los estándares de creación de contenido lejos de familias bailando hits del Spotify TOP 50 en TikTok. Este artículo hace un análisis demográfico de la Tierra Media de Tolkien, algo que literalmente nadie ha pedido, y menos con este grado de detalle, de gráficos y de mapas, y LO AMO. (bonus content: estos tuits)
4- El TikTok de We Love You. Ecología con branding de Gen Z (me ha costado tanto decidirme por un solo video que incrustar en el post… de verdad entra a la cuenta y míratelos todos)
5- Mis amigos Adri y Andreu han empezado un ciclo de proyecciones llamado Onibaba en La Cinetika (un sitio muy guay de Barcelona del que pienso hacerme asidua). El año pasado fui a ver la proyección que hicieron de Collateral (la de Tom Cruise) y este año emosido blesseado porque empiezan con una programación fija el primer y tercer miércoles de cada mes. El tema es cine de autor rebelde y disidente - piensa en tu club de lectura de confianza llevada a la gran pantalla.
6- Public Service Announcement: aparentemente Internet Archive guarda la peli de Shin Chan: Los Adultos Contraatacan! completa en castellano. Empezamos a verla sin saber mucho qué esperar ya que tiene un 4,1 en Letterboxd (una nota muy alta para una peli de Shin Chan si me preguntan) y oh boi nos dió la trama en la cara. No quiero hacer spoilers, pero es bastante divertido ir a ver una peli por los jajas nostálgicos de Shin Chan enseñando la trompa y encontrarte con una crítica a los peligros del uso de la nostalgia por parte del capitalismo.
7- Un mapa de internet!!!!!! Esta página web es una mezcla entre una buenísima colección de tendencias web con un diagrama que define los límites entre los diferentes temas. Honestamente cerebro grosísimo y me he pasado horas saltando de una página a la otra.
8- No sé quién necesita saber esto pero han puesto Mononoke en Netflix (la serie de 2007, nada que ver con la peli de Miyazaki) - una de estas miniseries de anime con trama esotérica que caen en la frontera del reino otaku y del reino de lo culto porque literalmente luce así de increíble:
9- Breve recap de mi viaje navideño a Taiwan: una vez más me lo pasé muy bien. También comí extremadamente bien, haciendo un fuerte hincapié en mi ruta en platos que en restaurantes asiáticos de aquí me siguen siendo imposibles de encontrar - los danzai noodles, las rice cakes o los rou yuans con su salsita de ajo. También hicimos parada obligatoria en Ichiran, la cadena japonesa de ramen con sucursal en Taipei, que hace el que para mi es el mejor ramen que he probado en mi vida (lo probé en Osaka en 2016 y ningún otro ramen me lo quita de la cabeza). El 1 de enero mi novio y yo fuimos a cenar al sitio y yo le advertí, “siempre hay cola”: la cola en cuestión eran 600 números antes de que nos tocase entrar, lo que (entre toda la gente que se había rendido e ido a su casa) se tradujo a casi tres horas de espera. Para la segunda hora, mi novio dijo “me da igual como sepa, con esta espera ya no habrá merecido la pena”, y yo me enfadé un poco porque me hacía ilusión y había fastidiado el mood y bla bla pero hacia las 22:30 por fin entramos, nos sentamos y con la primera cucharada me miró y me dijo: “rectificar es de sabios”. Jode admitirlo (lejos del romanticismo de un restaurante pequeño en un pueblo perdido donde un señor cuece su caldo durante 12 horas), pero el mejor ramen que heMOS probado nunca. Realmente creo que sabe mejor cuanto más sufres para conseguirlo (en Osaka me acuerdo que llegamos a los 35.000 pasos el día que acabamos ahí y me saltaron las lágrimas al probarlo), pero lo bueno es que está por todo Japón, Hong Kong, Taipei y Nueva York. Y si no tienes intención de acercarte a uno en un futuro próximo pero te mueres de curiosidad, aquí la receta para imitar su sabor.
10- Ciel, mi nueva mascota obsesión de instagram. Cada vez que lo veo me siento feliz y en paz con el mundo.
No he podido pasar del punto 7, el punto 7 me va a tener en internet más tiempo del que me gustaría. Muchas gracias por estas refes ❤️
Qué belleza el canal de We Love You, sentando las bases del internet que quiero (◍•ᴗ•◍)