Querida amiga,
Te escribo mientras coordino con amigas el traje para la fiesta de carnaval de hoy, mientras preparo pruebas para procesos de selección entre punto y punto y mientras intento evitar mirar al puzzle de 2000 piezas que empezamos la semana pasada y que me mira con lujuria y con deseo queriendo que lo deje todo y que vuelva con él. La vida de desempleada parece sencilla y tranquila pero en realidad fuerzas fuera de mi control me llenan todos los huecos libres y no me dejan descansar. Oh, whatever.
Para poder motivarme a hacer cosas me regalo pequeños premios, como a un perrito bien entrenado: manda 5 currículums y date un pequeño paseo, responde a un par de mails que se te hacen bola y tendrás 15 minutos de puzzle. Mi premio favorito se ha convertido leer una fanfic de Draco y Hermione (otra) de 900 páginas que no voy a decir cual es porque me podrían cancelar por ello. Me encanta porque nunca se acaba y me encanta porque nunca me ha gustado Harry Potter (nada específico en contra, solo que tengo la edad exacta para haber vivido más el movimiento antipotterhead que el movimiento potterhead) y ahora aquí estoy, esperando que Draco Malfoy y Hermione Granger se rocen la mano en la página 670 de un delirio larguísimo que debió de escribir una fan loca en 2018. Me encanta porque últimamente he estado mucho pensando en lo divertida que es la incoherencia personal y lo poco que la practicamos.
Quicir: llevamos comiendo de esta farsa que es que tu personalidad tenga que ser un pack, una continuación de decisiones que tengan con cordancia una con la siguiente, una media de todos los amigos que tienes. Con todas las cosas que hay en el universo, ¿qué me para a ser incoherente, a ponerme a leer un libro sobre chips electrónicos cuando siempre he sido de humanidades? ¿Algo que no tiene nada que ver con mi trabajo, con el resto de cosas que hago o con mi yo del pasado?
Lo estaba comentando con mi pareja, un chico formalito, ingeniero, lee filosofía en sus ratos libres, escucha música electrónica, y ve series como Breaking Bad o Halt and Catch Fire. Ese es su pack y me gusta así. Pero las partes que más me gustan de él son las pequeñas muescas que no coinciden con esa persona: que ir a clases de pintura en el centro cívico los lunes sea su momento favorito de la semana, que cada vez que pasamos por el control de seguridad de un aeropuerto está secretamente deseando que le toque el check aleatorio porque le da muchísimo ASMR (cuando le toca me viene con una sonrisa y me dice “casi me he dormido”). Le dan profundidad. Lo mismo con mi amigo Edu, abogado, cuando me confesó que sabe montar y desmontar ordenadores y que es fan de Linux. Lo mismo cuando mi excompi de piso Carmi, que no ha tenido interés en ninguna trama romántica nunca, se vio la temporada 2 de Bridgerton en un finde y solo la temporada 2. Es que me parece triste que, en una especie de efecto mariposa cursed, unas decisiones que tomaste de forma casi aleatoria hace 20 años tengan que regir tu vida ahora.
10 cosas para encontrar maneras con las que romper con quien eres ahora
1- El arte del website making creativo quedó barrido por el minimalismo digital de los 2010. Triste. Gracias a dios Websites from hell recopila las webs que siguen siendo fieles a la estética del “en realidad más es más, cómo va a ser menos más, es dialécticamente imposible” ya sea irónicamente o de forma honesta. God bless los boomers con conocimientos sobre html de 1997 y un sueño - ojalá mi internet volviese a ser esto.
2- Sigo a Dr. Izzy Sealey en su canal de youtube desde que pasaba una etapa en su vida en la que estudiaba chino y compartía trucos que a ella le venían bastante bien. Izzy estudió medicina, chino, lo que sea que se proponga, y lo hace todo a través de ser meticulosa con la productividad y la diligencia necesaria para mejorar cualquier aspecto de su vida. Literalmente me mataría si mi vida tuviese que estar ceñida a esos estándares de improver (hay más en la vida que esta propaganda de la era digital de convertirte en la mejor versión de ti misma), pero es verdad que de vez en cuando hace cosas a las que sí que le veo sentido. Su último video en el que explica su proceso de bullet journaling desde una visión práctica (lejos de la idea generalizada del bullet journaling en el que todo es preciosista y colorido y sin ninguna marca de tipex nunca ever) me ha dado tanto FOMO como persona que hace 8 listas diariamente de cosas que tiene que hacer que me he comprado una leuchtturm1917 punteada (y he aprendido a escribir leuchtturm, imagínate la dedicación) y voy a cambiar mi vida con ello.
3- Dos artículos sobre dos cosas súper diferentes pero que están atados por intentar romper con la idea de una historia cultural única. “The gentrification of video game history” de Felipe Pepe explora todo eso que queda en los márgenes de la historia del videojuego y que sí que ha marcado en países que no escriben la historia. Reminiscencias de la mejor newsletter que hubo jamás, Chaoyang Trap, explorando la historia del videojuego en China. Y luego “Ecosystem of an Arab Meme”, un fantástico repaso de Noura Tafeche y Basem Kharma a las cuentas de instagram de memes sobre el mundo (geopolítica, cultura y actualidad) árabe. Reminiscencias del ecosistema de cuentas de memes vascos que tanto amo.
4- En los últimos meses estoy a full en las dinámicas comunicativas de LinkedIn (que he descubierto que no me irritan tanto como esperaba que lo harían)(añádeme). Pareciéndose a un planeta alienígena comparado con otras como Instagram o Twitter, LinkedIn tiene muestras por todos lados sobre cómo el producto afecta al usuario. Una de estas muestras que me apunta mi novio (que esta full businessman últimamente y pasa non-ironic tiempo por ahí) es que al no haber ningún emoji de reacción negativa a los posts, el emoji “funny” ha cogido la función de apuntar que un post contiene el take más equivocado, surrealista y obsceno que has leído en semanas. Me encanta.
5- Una lectura sobre la nostalgia del presente. El diseñador (en el más tecnológico sentido de la palabra) Willem Van Lencker escribe “The last human century”, una reflexión sobre cómo la gente del futuro idealizará esta era en la que las cosas aún las creaban los humanos. “Our descendants will split their gaze: some tending to islands of pure human creation, others resultsmaxxing in endless machine-made worlds. But they’ll return, always, to our century’s archive—that last great collection of purely human noise. Not because it was better, but because our very limitations made it meaningful. In a world of endless possibility, our constraints will seem romantic; our imperfections, divine.”
6- Como cualquier severancehead con un poco de sentido común, estoy obsesionada con el arco que está teniendo Mr Milchick, un personaje secundario que pone foco en la figura del middle manager. Más que en su misterio, Severance me gusta en su exageración del corporate culture y en la permeabilidad al subconsciente de la soledad de todos sus personajes, y en esta visión uno de mis reflexionadores favoritos a leer es el escritor Hanif Abdurraqib hablando de la serie en sus stories de instagram. (S2E05 spoilers ahead)
7- Nemesis, la consultora de Emily Segal (conocida porque es la que en su colectivo K-HOLE inventó el término “normcore” y de la que podéis leer más en su libro Mercurio Retrógrado), ha sacado la continuación del artículo donde definían el Umami Theory of Value. El trabajo que hacen en Nemesis se aleja un poco de las consultoras más prácticas y es un poco un vibe check adelantado a su tiempo: un montón de palabras juntas que siempre tienes el miedo de que te la estén colando pero con las que en algunos párrafos asientes suavemente y luego te pasas los siguientes tres días viendo muestras de lo leído en todas partes. La Umami Theory of Value (una tendencia que está empezando a ver su fin ahora y cuya tendencia siguiente es aún incierta) dice que, en una economía de experiencias saturada, el valor no se crea a través de la innovación material, sino diseñando una coherencia sensorial y simbólica que resulte significativa sin ser necesariamente sustancial. Al igual que el concepto culinario de umami, este valor deriva de combinaciones sinérgicas, de una "espesura" impresionista y de la transformación de partes fragmentadas en un todo atractivo, creando una resonancia que satisface los apetitos emocionales y culturales. Entiende lo que quieras o leelo por completo.
8- El TikTok de Elías Lozano tiene 1,4 millones de suscriptores así que puedo imaginar que estoy llegando tarde a esta convención, pero una tiene que respetar sus momentos boomer. Elías hace pixelart subido de forma muy acertada al carro del ASMR. La gente le pasa sus creaciones en 8-bit y Elías los arregla mientras explica cómo y por qué. Hace un par de meses unos amigos y yo empezamos a ir a clase de pintura, y al contrario que ahí, donde cada uno tiene su nivel y su técnica, el pixelart lo aplana todo a unos pocos colores y a unas formas muy limitadas por lo que todo lo que explica Elías entra mucho mejor al que quiere aprender sobre luz, forma y color, sin que haya una barrera mental que te grite “esto nunca podría hacerlo yo” (como pasa con la pintura más tradicional).
9- Admitiré que la teoría funciona, y que este juego llamado Stimulation Clicker en la que se usan los estímulos digitales como moneda de cambio me ha tenido enganchada una hora de reloj y que ahora siento que necesito un dopamine detox urgente.
10- El proyecto TTP de Tomiyasu Hayahisa tiene ya unos años pero yo lo acabo de ver por primera vez a través de la revista Yokogao así que me reservo el derecho a meterlo aquí. Hayahisa sacó fotos a una mesa de ping pong en un parque de Leipzig (Alemania) durante unos años - una mesa de Ping Pong que con el uso comunitario se convierte en mucho más que eso. (click para ver)
Los vídeos de pixel art de Elías son mi terapia.
Estoy atravesando una crisis de pack de personalidad porque no se qué meter dentro. O no sé qué es lo que ya hay. Sé lo que quiero meter pero que jaleo.