Cristina Daura y yo nos conocimos de pasada, por amigas de amigas, por coincidir en bodas, básicamente por coexistir en el mundo cultural de Barcelona. Tengo claro que yo tenía mucho más presente su existencia que ella la mía - desde mediados de los 2010 sus ilustraciones se habían convertido en parte del imaginario del Golden Age del indie en Barcelona. Los eventos guays y los conciertos que empapelaban los tubos publicitarios de la ciudad llevaban sus dibujos de colores primarios.
Más tarde nos conocimos en el Barranco Fest, un festival pequeñito con el mayor “you had to be there” energy que he vivido en años. El festi se celebraba en Fitero, un pueblo pequeñito en la Ribera de Navarra, con piscinas municipales llenas de asistentes al festival, una plaza de toros con conciertos, la involucración de todos sus habitantes, bocatas de salchicha y huevo a 2,5€ como cabeza de cartel y un solo tren de Tudela a Barcelona en el que era imposible no coincidir. Súmale que yo me iba a ir a Taiwan en dos meses, y su pareja era profesor de Chino. Tenía un millón de preguntas y en un pueblo de 2000 habitantes ellos no tenían escapatoria.
Las ilustraciones están ahí, por supuesto, pero me sentiría internet explorer si viniese ahora diciendo que son fascinantes. Lo que me ha hecho estar obsesionada con ella y su vida online el último año lo explica ella misma: “Este 2024 ha sido excesivamente triste para mi. Parece exagerado porque en el fondo (y toco madera) la gente que quiero sigue sana y viva, laboralmente no ha sido un mal año, y con mi ahora marido estamos la mar de bien. Pero a pesar de ello este pasado año me dio un golpe tan pesado que me dejó en el suelo y con algún que otro ataque de ansiedad en el que creía morir y me encontré siendo una alarmista llamando a mi madre a 6h de diferencia horaria para decirle que me moría. Demasiado dramático? Sí, no lo niego, pero a la vez tan real para mi que no lo podía evitar.
2024, año del dragón, lo he pasado entero (y un poco más) en una ciudad semi rural en el corazón de China. A China ya había ido en 2008 con 20 años y de turista con 3 amigos que llegábamos por vez primera al continente asiático con la emoción de cualquiera que decide hacer un viaje tan largo a un lugar tan extraño y desconocido. Fue una gran experiencia por eso, cuando mi pareja me propuso ir a vivir un tiempo allí, no lo dudé. Fue una fe ciega de que todo iría bien porque teniendo internet, hablando inglés, y con pocos prejuicios al país, pues qué podía salir mal. Y, claro, la realidad fue más apabullante de lo esperado. Empezando por la total incomunicación, el internet censurado, el carácter alienante que se respiraba, la frustración por la falta de contacto humano, fue cavando un foso de soledad en el que cada día me sentía que era un poco menos yo. Viniendo de Barcelona donde, a mis 35, ya tenía una vida más o menos estable en la que ser completamente yo sin tener que fingir nada, y de golpe pasar a no poder sentir que era yo.”
China es enorme y siempre nos llegan las narrativas más mediocres y simplificadas del país a través de aquellos que se mudan a Shanghai como expats para hacer dinero mientras están en su burbuja westernizada o a través de los que se van a ser profes de español mientras se buscan una minita china que los idealice a pesar de ser unos LBH (loser back home los llamábamos con mi amiga Clara). Lo que contaba Cristina en sus stories y en sus resumenes semanales era un trozo del resto - amargo y flipante, un mundo alienígena lleno de polución, fiestas locales y carteles extraños - una vista privilegiada para alguien que miraba su móvil tumbada en su cama de Barcelona.
China (como cualquier sitio en el que no solo no estás con tu support system sino que además hay barreras comunicativas como un internet censurado o la diferencia horaria que te lo ponen aún más chungo) aliena que flipas. Hubo un momento en el que su cuenta de IG, que siempre había sido una especie de portfolio, empezó a perder seguidores porque ella necesitaba usarlo como diario narrativo. Yo sin embargo quería más, y luego, poco a poco, fue pasando. Verla juntar estas dos facetas - la artística y la de conexión personal con el resto del mundo- en unas mismas publicaciones fue increíble como friki de internet, y creo que esta publicación fue en la que SUPE que tenía que pedirle que participase de invitada en la Gárgola Digital:
“Pero de todo lo malo se sale y por suerte esa puerta se cerró con un sentimiento agridulce, un mareo de todo el tabaco consumido, y despidiéndome de buenas amistades.
Así que vuelvo a retomar el hilo y os presento mis 10 cosas favoritas (y muchas absurdas) de internet que han conseguido alegrarme el año pasado.”
Ahora a Cristina la podrás volver a encontrar en eventos culturales de Barcelona o en su Instagram. Te dejo con ella:
10 cosas favoritas (y muchas absurdas) de internet que han conseguido alegrarme el año pasado
1- Para empezar os comparto este vídeo que ni recuerdo cómo llegó a mí pero tranquilamente me lo habré puesto 100 veces porque cada vez que lo veía me alegraba el corazón a pesar de ser absurdo.
2- Recorridos diarios por Caibarien. Durante el año, después de instalarme una VPN para saltarme la censura del gobierno chino, estuve viendo muchos vídeos de YouTube de gente enseñando sus ciudades o barrios. Encontré a este señor que vive en una ciudad pequeña de Cuba y que cada día te presenta una parte y saluda a la gente que conoce y te va indicando lugares de interés, pero todo con su moto. Quizá porque estaba tan lejos de cualquier contacto humano tan cálido me podía pasar horas con sus vídeos de fondo.
3- Bittycar. Saltando a Instagram os enseño una de mis cuentas favoritas por excelencia: Hace años que sigo a esta cuenta y reconozco que muchas veces la busco solo para enternecerme el corazón. Me pone de buen humor y quizá por conectar con la nostalgia me ayuda a irme a dormir más tranquila.
4- Mascotism. Siguiendo con Instagram, otra de mis cuentas fetiche es la cuenta de Mascotism la cual solo se dedica a colgar las mascotas de establecimientos. Desde gambas con sombrero sonriendo, pasando por delfines que limpian piscinas, o alguna bota con ojos. Hay todo tipo de amigos con los que soñar.
5- En un viaje eterno en tren por China regresé a la maravillosa cuenta de Tumblr “Drama en el Portal” creada por el tristemente fallecido Miguel López (aka Hematocrítico de Arte) donde se puede encontrar una extensa recopilación de mensajes hostiles, educados pero hirientes, y surrealistas de vecinos a otros vecinos en distintos bloques de pisos. Todo un tesoro de la comunicación española.
6- Cypho. Me gustaría presentaros a unos de mis músicos favoritos de los últimos 2 años. No sé si es un chico, una chica, chique, una banda, nada, no sé nada, pero cada mañana cuando salta el despertador una canción suya me alegra el día. Tampoco sabría decir qué tipo de música es…pero a mi me ha dado horas de paz e inspiración.
7- GeoBeats Animals. En los momentos más tristes de este año me puse a ver vídeos de este canal de YouTube donde la gente comparte sus experiencias con sus animales. No miento que caí en un espiral de ver en batería al menos 15 vídeos de pájaros, conejos, perros tullidos, cerdos, etc.
8- Mobbed by Racoons (25) Tuesday Night 03 Nov 2020. Y siguiendo con la estela de vídeos fascinantes de animales, este puede que sea de mis vídeos favoritos de YouTube relacionado con animales. Este señor y sus mapaches hambrientos con sus manitas que agarran salchichas. Hipnotizante.
9- Carántula. Hace años conocí a quien a día de hoy considero uno de mis mejores amigos a través de un programa de radio donde se trataba de 3 amigos que quedaban para beber cerveza y hablar de portadas de discos. En uno de esos programas uno de ellos habló de uno de mis trabajos y gracias a ello nos conocimos no sin antes que yo me tragara dicho programa y pensara “ojalá ser una más en ese grupo de amigos que quedan para ponerse ciegos y hablar de carátulas de discos”. Y ahora, a pesar de ser ya amiga de ellos y haberme puesto ciega más de una vez con ellos, de vez en cuando vuelvo a escucharme ese programa porque sin mucho sentido me hace reír.
10- Supermarket in China. Para terminar quiero compartir algo de cosecha propia y es que durante todo este año me dedicado a intentar hacer Shazam a las canciones que sonaban en los supermercados en China. No sonaban en otro lado, solo en los supermercados, y no quería irme sin confeccionar una lista para poder trasladarme a estos lugares si lo deseo en el futuro. Cada vez que la escuche podré conectar con una señora comprando cantidades inhumanas de pipas para toda la familia e invitados.
Toda la entrega es preciosa, pero lo de la lista de shazamear los supermercados me ha emocionado una poquita. Gracias por tantos regalos
me muero con los mapaches