Cuando construyes tu persona online a través de posts dispersos o tweets es dificil moldear cómo te va a recordar la gente. El vibe general, si lo haces bien, es ok, pero los matices exactos asociados a tu persona son otra cosa incontrolable. Con mi amiga Patri pasa eso, que a pesar de que ella (como buena italiana) es una persona bastante concienciada en hacer del verano su brand personal, hace unos años puso una serie de tweets virales sobre un concurso de villancicos en la Universidad de Navarra, y en el Notion que rige mi cabeza se le ha quedado la etiqueta de “persona navideña” enganchada. Así que este año la endiñé con ser la encargada del Especial Navideño de la Gárgola Digital.
Y claro, que ella a parte de no ser especialmente navideña, tampoco es de decir que no, y me dijo “venga”: “Apuf. Sé que lo dice todo el mundo, pero es que es verdad: tremenda presión la de escribir en Gárgola Digital. Es mi lugar favorito de internet, pero yo siento que llevo ya un tiempo en un limbo en el que no estoy al día pero tampoco he salido del todo de ahí. De hecho, Gárgola Digital es precisamente el hilito que aún me une a lo que está pasando ahí fuera, la manita que me coge con ternura y el dedo que señala y dice: ¡mira! aún quedan tantas cosas preciosas por descubrir. Porque yo, si eso, vivo en mi internet, es decir: un continuo scroll basado en mis diminutas obsesiones. Los orangutanes, los perros, cualquier contenido sobre Italia ganando el Mundial de 2006, las investigaciones sobre que los animales tienen lenguaje estructurado, las extinta web del sello danés Sincerely Yours, las canciones que hablan del verano (ese es el único legado que quiero dejar al mundo: mi playlist con 275 canciones que hablan del verano, que recopilo desde hace años y seguiré recopilando, supongo, hasta que me muera o me canse de hacerlo, y lo segundo dudo ocurra nunca).”
Es gracioso porque yo a Patri la conocí siendo una goblin de pelo verde hace unos 9 años en un concierto por el Raval. Desde entonces hemos coincidido escribiendo y hasta montando festivales en Fantastic Plastic Mag, en más conciertos y en grupos de amigos, y el tiempo me ha enseñado que cuando no dejas morir esa energía goblin y la combinas con un perfeccionismo incurable te sale una persona que no puede parar de hacer cosas y que no puede parar de hacerlas BIEN: tanto si es esta lista de 10 cosas navideñas, como su podcast dedicado a sellos pequeños Mala Hierba, o su newsletter dedicada a grupazos con menos de treinta oyentes llamada Nacional 42. A todo esto hay que sumarle que Patri es responsable de comunicación en Blackie Books, y que en su otro tiempo libre (I guess) va sacando reseñas de discos en El Periódico. Como bien dijo Mila Ximenez: no para, no para, no para.
Si quieres seguirla más de cerca, la puedes encontrar en su instagram o en su bluesky (dice que el twitter lo da por muerto).
Sigue ella!!
Diez cosas un poco navideñas que me hacen sobrevivir al invierno mientras espero que el sol vuelva a calentarme la carita
1- Invierno de 2019. Madrid. Trabajo de teleoperadora en servicio técnico de datáfonos en una ETT por las mañanas, de intento de periodista por las tardes. Digo apague y encienda una media de 80 veces al día. Me toca trabajar el 24 de diciembre por la mañana, así que no puedo ir a Barcelona a pasar las Navidades con mi familia. Descubro, vía un tuit, el Concurso de Villancicos de la Universidad de Navarra y me OBSESIONO. En palabras breves, se trata de un concurso de canciones navideñas que organizaba la Universidad de Navarra hasta hace unos años y en el que participaban facultades y colegios mayores de la zona (dinero, Opus Dei, voto de derechas, etc.). Dicho así, pues no parece gran cosa. Pero lo que esconde una premisa tan carca es un absoluto e increíble festival de canciones disparatadas, disfraces esperpénticos y bailes más allá de toda concepción humana. Es fascinante. Es terrible. Es cutre, es ridículo, es absolutamente estúpido, dicho en el mejor de los sentidos: a la vida hemos venido a pasárnoslo en grande y poco más. Es todo lo que me gusta en este mundo. En especial, me obsesioné con Sh. Boom, que escuché en bucle cada día en mi trayecto de una hora hasta el polígono donde trabajaba, y me daba alegría en unas Navidades de soledad, grisura y explotación laboral. Y no he dejado de escucharla desde entonces.
2- Si queréis hacer(os) un regalo especial, mi cuenta de cabecera es Icantaffordthisbutmaybeshecan. TODO lo que me gusta en el mundo capitalista esta ahí. Formas, colores, cosas con caras, cosas con formas de otras cosas, estampados… Si tenéis algún ser querido al que le guste este estilo y un puñadito de dinero, (nunca me he comprado nada que haya visto ahí, es puro windowshopping) aquí podéis sacar muy buenas ideas.
3- Casiotone for the Painfully Alone es uno de mis artistas favoritos de siempre. Y da precisamente lo que promete: canciones tristes, tiernas, xikitas y cotidianas con un casio y una voz profunda y rota. En estas fechas siempre vuelvo a su recopilatorio navideño. Una joya.
4- Este poema de Lucille Clifton, traducido por Vicente Monroy, al que vuelvo cada año. Me lanzo a por un año nuevo, y pido que lo que amo y lo que dejo atrás me perdonen; quizá porque leí por primera vez estas palabras una Nochevieja en la que dejaba atrás algo a lo que amaba, pero siempre me emociona leerlo.
5- Esto navideño de por sí no es, ¿pero qué mejor que unos días festivos para sumergirse de lleno en uno de los mejores cómics del planeta tierra? Joselito, de Marta Altieri, es toda una experiencia, tanto a nivel de diseño web como de contenido. Yo lo leí a medida que se iba publicando, pero ahora tenéis la oportunidad de hacer un deep-dive por los dramas y las paranoias de un chaval llamado Joselito, enamorado de una chavala llamada Wendy Carlos, lleno de paranoias, que escucha trap y a Camarón y le come la ansiedad. Lo mejor es entrar y dejarse sorprender por el mundo que crea Marta y cómo lo hace.
6- Si estas fechas sirven también para hacer balance del año, vengo a hablaros de mi mayor descubrimiento en cuanto a restauración se refiere de este 2024. El Brera Gnocchi Bar, en Barcelona. No esperéis una carta de menú maquetada por un estudio de diseño, platillos reinventados o lo que sea que esté de moda ahora, lámparas colgantes de HAY, vinos naturales y cerveza de importación. El Brera es un local diminuto en el barrio de Hostafrancs donde hay cuatro mesas que casi siempre están vacías, cinco platos en la carta y un señor que lo hace todo. Y es, también, el sitio donde hacen los mejores gnocchi de Barcelona, y lo dice una medio-italiana hija de un italiano que se ha dedicado toda su vida a hacer pasta.
7- Me obsesiona El Corte Inglés, bastión irreductible de la Navidad. Me obsesiona Cortylandia y que la misma canción lleve sonando desde 1979. Me obsesiona ECI como símbolo de la clase media española de los ochenta, con esa ilusión de lujo al alcance de todos. Me obsesiona que haya no pocas canciones que lo mencionen (aquí hice una lista improvisada). Me obsesiona una cosa que dijo el otro día mi amiga Natalia mientras tomábamos unas cañas y hablábamos de El Corte Inglés, que como veis es tema habitual en mis conversaciones: “En El Corte Inglés el tiempo pasa como debería pasar el tiempo si no se hubiera acelerado. Como si 2024 fuese 2024 y no hubiese ocurrido la aceleración de los 2000”
8- Más ideas de regalo: cualquier cosa que haga Hal Haines.
9- Si hay algo que nos gusta a los italianos es tomar partido. Elegir una opción excluyente de otra y defenderla a muerte. Gritar si hace falta, gesticular por supuesto. ¿Juve o Inter? ¿Nord o Sud? ¿Coppi o Bartali? Y el derby por excelencia de estas fechas: ¿Pandoro o Panettone? Es la eterna discusión Navideña en las casas italianas, y cada uno defiende sus posturas con el sentimentalismo que nos caracteriza. Cada año se hacen encuestas a la población sobre qué prefiere, se hacen piezas para el telediario enteras, las redes se llenan de posicionamientos por uno o por otro. Es mi país, un país hecho de miles de países, un país que cuando se unificó lo primero que dijo el primer ministro fue “hemos hecho a Italia, ahora hay que hacer a los italianos” y aun están descubriendo cómo y hay que quererlo así. Dato divertido: el imperio de Chiara Ferragni empezó a caer precisamente por el llamado Pandoro Gate. A mi, que soy italiana solo por la mitad, me gustan ambos.
10- Me despido con una canción que me da pinchacitos en el corazón, de mi amiga Andrea. Andrea acaba de sacar un disco que para mi es de los mejores del año, Penas de Amor, pero esta canción solo esta en youtube y es preciosa, preciosa, preciosa.
¿Cuándo se torció todo,
que no se ha vuelto a enderezar?
¿Cuándo fui consciente
de que mis padres
tenían más miedo que yo?
¿Cuándo volveré a tener
la mente en blanco,
el pelo tan largo
como en esas fotos?
Se me ha hecho tan corto
Parece que nos las hicimos ayer.
de mis gárgolas favoritas <3
llorando