como los cocodrilos de marlon brando, sobrevivimos
Me estoy quedando sin vecinos a los que pedirles sal cuando se nos acabe pero supuestamente no pasa nada porque hay un bazar abierto las 24 horas del día.
Querida amiga,
En todos los años que llevaba compartiendo piso en Barcelona nunca había trabado ningún tipo de relación con mis vecinos. La pandemia lo cambió todo. Mi piso bajaba la media de edad del edificio entero y ya desde los primeros días colgamos una nota en el ascensor con nuestro número de contacto y ofreciéndonos para hacer recados a gente con más terror a salir a la calle en esos momentos. Recogíamos pastillas de la farmacia para el vecino de arriba, ayudábamos con la compra pesada a la de abajo.
Mi compañero de piso conocía ya a la vecina de abajo, una viuda de un jugador clásico del Barça a cuya casa (mausoleo lleno de camisetas firmadas y trofeos) habían ido a hacer un vídeo antes de que yo me mudase. Era nuestra vecina favorita con diferencia. Por las noches ponía Sálvame demasiado alto pero siempre apagaba la televisión antes de que yo me fuese a dormir. Ayer pregunté por qué hace mucho que no la veía y Dani me contó que se había ido a vivir con sus hijos, y supongo que ahora nuestra vecina favorita es otra señora mayor que sube y baja con su bichón maltés con lacitos en el ascensor. Tenemos nuestro tipo.
Me da pena porque seguramente el piso de abajo lo acabe comprando irremediablemente un oligarca ruso para poner Airbnbs. Haciendo cálculos creemos que ya hay unos cuatro en el edificio. No son especialmente invasivos o molestos, y a veces nos dan buenas anécdotas (como cuando durante el PS se estuvo quedando parte del equipo de King Gizzard and the Lizard Wizard, grupo favorito de Dani, mi compañero de piso), pero no hay posiblidad de entablar comunidad con ellos. El piso de al lado nuestro es ahora un concepto que no entendemos - una casa por la que van rotando gente china. Entablo conversación con ellos en el ascensor, les digo que estudio chino, los veo un par de veces más, “algún día nos invitarán a cenar” me digo, y al cabo de dos semanas no los vuelvo a ver nunca más. Ya llevo tres de estas.
Pero como una vieja optimista me aferro a lo que sea. Uno de mis mejores amigos, David, vive a 10 minutos caminando de mi casa - un milagro en Barcelona. Hay algo muy whatsappear-alguien-para-tomar-un-colacao-en-media-hora-? tan de pueblo en tenerlo tan cerca. Hoy a la tarde por ejemplo, me pasaré por su casa a ver las dos horas de respuesta de Dalas Review al Aurondrama. Una saga expandida a lo largo de una década de dos (tres) ratas peleando por un churro. Algún día nos iremos de este piso al que cada año le suben el alquiler, y cuando eso pase hará que recuerde a Dalas con cariño.
10 cosas para compartir con mi comunidad
1- Ayer fui a ver Tár al cine con mis amics y me encantó. No le había prestado demasiada atención hasta que lo propusieron porque, no me escondo, con ese título pensaba que era un dramón de cuatro horas de Europa del este. Cada vez más convencida de que la ficción-ficción (y no los biopics hechos corriendo por seguir siendo actuales) es el mejor terreno para trabajar motivos como la “cultura de la cancelación”.
2- “ROBLOX_OOF.mp3” es un video de youtube de 2 horas que me ha tenido HOOKED. Mucho mejor que cualquier documental de Netflix, hbomberguy se mete en el agujero de conejo de un audio viral que se creía que salía del videojuego Roblox. Suena nicho y friki pero juro que es fascinante y accesible (el video lleva 5,4 millones de reproducciones en dos meses).
3- The Girl Internet and The Boy Internet de Rebecca Jennings que a pesar de ser un poco simplista sigue siendo una lectura súper entretenida que me parece que abre un muy buen melón: como siendo nuestro género uno de los factores que más fácilmente obtienen las RRSS (que casi te preguntan “are you a boy or a girl” al registrarte), esto afecta al tipo de contenido que un feed curado por algoritmos nos ofrece a cada uno.
4- Este viejo tweet de Hozier que no conocía :_
5- Lo argumento en que mi feed algorítmico también es una mierda pero aún no había leído este texto sobre perder el tiempo en internet que escribió Carmen hasta esta pasada semana. Me encantó, cómo no.
6- El obituario que Robert B. Weide (director de Curb Your Enthusiasm y el que sale en estos edits de que se corta la escena en un momento fallido y sale “directed by Robert B. Weide”) ha escrito a su mujer Linda Weide.
7- “When food is the only narrative we consume”, de Angie Kang, un artículo ilustrado en forma de cómic sobre la sobresimplificación que se hace de algunas diásporas representandolas solamente a través de su comida.
8- He visto tweets sobre gente revendiendo tazas en forma de corazón del Tiger en Wallapop (que cuestan 4 euros y están fuera de stock), a 15 euros. Primer punto: qué vergüenza hacer esto. Rebajarte de esta forma por una ganancia de 11 míseros euros, todo este trabajo de postear, quedar con alguien o mandárle la taza por correo por once euros, con tu integridad como buena persona (aprovechandote del mal gusto del otro sin piedad, cruel) absolutamente fuera de juego. Segundo punto: con la de tazas que hay por ahí, las del Tiger son una bajona. Como mi amiga María me decía por Twitter, tienen la misma energía que las tazas que regalaban con Nescafé.
Te propongo explorar Internet buscando tazas, que hay tantas y tan bonitas! Las de los 80 son mis favoritas. Aquí te dejo un tumblr, mi dealer personal de este tipo de contenido, que se dedica a postear las que ve por ahí (con link de compra). Y como esta newsletter tiene una temática tan internetiana, te paso esta que llevo intentando encontrar año y medio (sin conseguirlo).
9- Esta cuenta de Youtube, How to Drink, que hace vídeos sobre cócteles y con la que estoy un poco obsessed.
10- Esta canción de Slaughter Beach, Dog (no conocía) que no sé que tiene pero me da una nostalgia terrible de cuando tenía 20 años.