Sara y yo somos amigas de internet. La generación de mis padres vivió en un delirio de pánico colectivo con esto de que toda la gente online eran asesinos pervertidos y supongo que pervertidos hay unos cuantos, pero estadísticamente no muchos más que tu average night out en la zona de Marina. Y sin embargo apostaría bastante que me costaría encontrar gente que te entiende de manera vital en la terraza del Razz.
Creo que a Sara le pasaba como a mi en ese sentido - te crías en un pueblo pequeño (el de ella mucho más que el mío) y hay cosas en las que sientes que no encajas del todo y encuentras refugio en comentarios de youtube y en hilos de twitter y luego en la gran ciudad y de repente eres Sebastian en Stardew Valley pero un Sebastian cutre sin moto y sin pelazo. Y tardas años en hacer las paces con tu pueblo (las haces, eh) pero para entonces ya tienes una vida fuera y es que no cambiarías de vuelta.
No me acuerdo de cuándo empezamos a seguirnos pero sí que ella siempre ha sido inteligente y brava, y que podías notar en ella algún equivalente digital a esto que decía Marc Giró sobre los pobres, los gays y las chicas hablando rápido para poder hacer oir su voz en medio de un mundo hecho para señores. Sara se ha pasado años haciendo activismo online a veces más highkey otrás veces más lowkey, a favor del veganismo, contra la gordofobia, siempre con el feminismo, con videos de Youtube, su Twitter, aguantando hordas de imbéciles cíclicos, y luego de repente en 2022 tuvo un absolut derangement twist que no puedo más que stannear: a Sara le dió por la Fórmula 1. Es una cosa tan out of character con todo lo que se suponía que le tendría que gustar a una persona como ella, que no puedo evitar pensar en ello como una señal divina de que un impulso interno EXISTE en el mar de influencias que moldean nuestra persona. Me da felicidad genuína este aspecto sobre ella.
Ahora mismo combina esta afición con otros efectos secundarios de ser una crónicamente online sumada a su obsesión por entender a la gente y su obsesión por obsesionarse en general, que la ha llevado a producir dos podcasts llamados Personal y Político (RIP) y Coquetas y Bravas. Ella dice que nunca será la chica callada, misteriosa y fascinante porque lleva hablando de forma ininterrumpida desde que abrió la boca por primera vez con un año y pico, pero ya lo ha asumido y busca otras formas de hacerse la interesante. A mi me parece fantástica esta iniciativa.
A Sara la podéis encontrar, a parte de en su podcast, en su twitter o en su instagram.
Sara dice:
“Escribir esta intro se siente como ensayar el discurso de agradecimiento que darás en los Oscars con un bote de champú en la mano en frente del espejo del baño.
Me gustaría aprovechar este momento para mandar un saludo a todas las amigas a las que he enganchado a esta newsletter y que ahora mismo estarán en sus casas preguntándose, Ariana, what are you doing here.
Estoy casi segura de que sigo Gárgola Digital desde el principio de los tiempos, tal y como siento que seguí a Ainhoa el mismo día en el que me hice twitter con trece años, y si no es así, así lo siento.
Es un honor estar aquí y poder agradecerle a ella y a sus amigas todo lo que he aprendido. Son tiempos convulsos llenos de bots de pussy in my bio y gente insoportable pagando para que sus opiniones salgan más alto en los algoritmos, pero Gárgola sigue teniendo ese tono optimista, amable y generoso del internet de antes de que internet diera dinero. Espero estar a la altura con mis cositas.”
10 cosas con las que monopolizaría la conversación en el descanso de la comida del trabajo y por las que después me sentiría una pesada
1- La Villapestosa de Melitsmoi. Empiezo mis recomendaciones con una cuenta de tiktok porque es probablemente el sitio de internet donde mas tiempo paso ahora mismo. Melitsmoi es una de mis personas favoritas. No sé mucho de ella, solo que es una chica alemana de edad, trabajo y vida indeterminada que se presenta como la alcaldesa de Stinkytown, “villa apestosa”.
Stinkytown es su casa, un apartamento extrañísimo, de varios pisos, absolutamente lleno de cosas y que suele estar hecho un auténtico desastre. Melitsmoi, la alcaldesa, se encarga de reestablecer el orden, usando un método revolucionario: poner todas las cosas que tiene que hacer, recoger, limpiar y ordenar en una ruleta online y dejar que el destino decida qué tiene que hacer.
Me encanta ver cómo lo ordena todo a velocidad x2 con música de la plaza mii de fondo mientras me cuenta con la voz robótica de tiktok todo lo que va haciendo, con tono sarcástico.
Me encanta no entender de qué trabaja, o sus horarios, o por qué tiene todos los hobbies del universo a medias guardados en cajones de una cómoda rota que encontró en la basura y que cada cierto tiempo la ruleta le obliga a ordenar.
2- IdKnitThat. Apenas sé tejer. Mis habilidades se limitan a bufandas en punto bobo y nadie me puede hablar durante el proceso porque me lío. A pesar de ello, me encanta toda la cultura que gira en torno a crear cosas con hilos, incluidas las supersticiones como la que dice que nunca le puedes regalar un jersey tejido a mano a un ser querido, porque esa relación empeorará.
Esta cuenta, I’d knit that, es de mis favoritas de internet y del mundo mundial. Su creadora, Kendall Ross, expresa su arte a través de prendas de ropa en las que deja por escrito sus sentimientos, que a menudo giran en torno a la soledad, el fracaso y las expectativas. Qué guay. Me cae genial. Enmarcaría cualquiera de sus jerseys y lo colgaría en mi casa. Merece muchísimo más reconocimiento pero para eso tendrían que respetarse formatos artísticos predominantemente femeninos. Ups.
3- Nacho Martín Project. Esta recomendación es bastante agridulce, lo siento. Necesito recomendaros un podcast creado por Hematocrítico, Noel Ceballos y Nus Cuevas.
Por desgracia, como muchas ya sabréis, el Hematocrítico, una de las personas que más y mejor ha usado nunca internet, falleció a finales del año pasado. Una de las muchas consecuencias malas de que ya no esté, es que este podcast que os recomiendo no se va a poder terminar. Aún así, os aseguro que merece la pena escuchar los más de cincuenta episodios ya grabados.
Igual algunas ya lo habéis adivinado por el título, pero Nacho Martín Project es un repaso, capítulo a capítulo, de la serie Médico de familia, éxito absoluto de audiencia en la Españita de los 90.
Yo nunca vi la serie y, por suerte, ni me sonaban las tramas, así que pude vivir por primera vez y a través de Noel, Nus y Hemato, las surrealistas narrativas, lagunas de guion y desastres. Ha sido precioso ver cómo iban surgiendo bromas internas que no voy a poder usar en ningún otro contexto, como “la guitarra del sida” o “el tratamiento chechu”.
No tenéis que tener el más mínimo interés por la serie para sentir que has quedado con tus amigos y te están contando la última frikada que se están viendo en netflix de forma sarcástica.
4- CFA. Es difícil recomendar un CFA porque más que una cosa, es un concepto. CFA son las siglas de Código Fuente Audiovisual, y yo lo descubrí hace cuatro años en el festival de contenidos digitales Carballo Interplay.
He buscado la definición en internet y la web de la Junta de Andalucía (ya, random, no sé) dice que “Código Fuente Audiovisual es un ejercicio para identificar el modo en el que se compone nuestra memoria en relación al audiovisual”. Gracias, Junta de Andalucía.
Básicamente, es como las fiestas de presentación de powerpoint, pero enseñando y contextualizando cualquier tipo de material audiovisual que haya marcado tu existencia.
Para que entendáis un poco mejor esta frikada que os estoy recomendando, os dejo aquí el CFA que hizo Esnorquel hace cuatro años en el festival, que a día de hoy me sigue emocionando un montón. Él habla de los vídeos que le han marcado como hombre gay que buscaba referentes en la televisión, pero podéis hacer vuestro CFA de lo que os de la gana.
5- Mi bella gorda. Me da un poco de vergüenza recomendar esto pero es que es lo más gracioso que me ha pasado jamás.
Hace un mes y pico, en mi podcast Coquetas y Bravas, le comenté a mi compañera Marina Grandoso que me había reencontrado con la telenovela que se ponía de fondo en mi casa cuando era una niña. Y, por supuesto, les propuse a ella y a Carla, mi compañera de piso, verla a través de una recopilación cutrísima subida a youtube en calidad nefasta.
Es indescriptible. Tiene tales niveles de gordofobia, absurdez y mamarrachismo que no tienes tiempo ni de enfadarte porque estás demasiado ocupada flipando. Solo las primeras escenas con los perros y la piscina ya justifican la serie entera. Perfecto para un visionado sarcástico en compañía.
6- La lengua entre los dientes. Ahora un libro, para compensar que vengo de recomendar una telenovela que ya olía a rancio en 2004. La lengua entre los dientes está escrito por Guillermo Alonso, que es muy probable que os suene del archiconocido podcast Arsénico Caviar, donde está con Betina Serrano siendo en general dos personas listísimas que me intimidan bastante.
Está tan bien escrito que da un poco de rabia. Son siete relatos, no sabría decir hasta qué punto autobiográficos o autoficcionados, en los que se mezclan viajes a Vietnam, accidentes patinando, padres ausentes, aventuras trabajando para la tele y lo que mi amiga Judith Vives describió como una constante “suspensión de la moral”.
Cuando pensaba que ya había entendido la vibra del libro y estaba en modo disfrutona que se pone el Sálvame Deluxe un sábado por la noche con una copa de vino en la mano, de repente me encontré llorando en público a moco tendido con uno de los relatos más bonitos y duros que he leído jamás. No digáis que no os he avisado.
7- Los cuadros de comida de Ignasi Monreal. Descubrí la existencia de este artista una noche rarísima en la que acabé en el reservado para socios de un club al que jamás iría en condiciones normales. Estaba mirando los cuadros que decoraban las paredes y un tío se me acercó, como si estuviera en una película pretenciosa, y dijo con tono pedante: “Es increíble todo lo que hace, ¿verdad?”
Yo le dije que sí, que me gustaba mucho el cuadro, pero que no sabía quién lo había pintado. Su cara me hizo sentir inculta y pobre a la vez, pero antes de alejarse con desprecio tuvo el detalle de decirme que el autor era “Ignasi”, sin apellido, como Beyonce.
Cuando llegué a casa me metí a instagram por curiosidad y descubrí a un pintor bastante conocido, experto en retratos de gente rica y poderosa, desnudos y, mis favoritos, una especie de bodegones de platos de toda la vida a medio comer. A veces sube también videos del proceso y es una pasada.
No sé por qué, pero estos dibujos me hacen muy feliz. Creo que me pone contenta la idea de que alguien con tanto talento y caché dedique horas a dibujar unas aceitunas, unos macarrones con tomate, una espina de pescado o los restos de un flan con caramelo.
8- Treasure House. La casa del tesoro tiene muchas cosas en común con Stinkytown. Ambas son las protagonistas de dos cuentas de tiktok llevadas por chicas increíbles y ambas son casas caotiquísimas llenas de cosas que harían que Mari Kondo tuviera que medicarse pero que a mí me hacen increíblemente feliz.
Chloe, la dueña de la “treasure house”, empieza todos sus vídeos diciendo “Compré esta casa por 97.000$ con todo lo que tenía dentro”. Este mensaje es potentísimo porque a) qué milagro comprarse una casa en EEUU (y en esta economía) por menos de 100.000$ b) la casa estaba y sigue estando completamente llena a rebosar de cosas rarísimas.
En los vídeos se explica que el anterior dueño falleció y, como sus seres queridos vivían en otro estado, nadie podía hacerse cargo de la casa. La inmobiliaria se ofreció a tirar todo lo que había dentro antes de que Chloe la comprase, pero cuando vio todos los cacharritos, chorradas, recuerdos y cositas que había, fue incapaz de deshacerse así cómo así de lo que parecía una vida entera. Así que decidió quedarse con todo y buscar formas sostenibles de buscarle una segunda vida mientras renovaba la casa.
Es increíble cómo se han encontrado, o como se han cruzado de pasada, dos personas, el antiguo dueño de la casa y Chloe, con tantísimo respeto por las cositas. Con tantísimo interés por cuidar el espacio y guardar recuerdos.
Chloe es lo mejor que le podría haber pasado a la casa del tesoro y la casa del tesoro es lo mejor que le podría haber pasado a Chloe. Mientras la organiza y renueva nos va llevando por las distintas habitaciones y vamos conociendo nuevos detalles del antiguo dueño, como que le encantaban las figuras minúsculas de porcelana, que guardaba decenas de camisas en perfecto estado o que tenía intenciones de cambiar los azulejos del baño algún día.
9- Delirios de España. Lo siento, no puedo parar de ser la morrita de los podcasts, pero es que Nacho Martín y Delirios de España son lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Delirios es tal cual lo que promete.
Juan Sanguino, la persona que mejor hablar y escribe de tele en España, rememorando y contextualizando algunos de los momentos más completamente absurdos de nuestra historia. Solo os voy a decir que los tres primeros episodios van sobre, atención:
El concierto homenaje a Miguel Angel Blanco, asesinado por la banda terrorista ETA
Las corridas de toros solo para mujeres de Jesulín de Ubrique
La implicación de Marta Sánchez en la Guerra del Golfo
No hay más preguntas, señoría.
10- Los edits de F1. Sí, habéis leído bien.
Ainhoa solo me puso un requisito para participar en esta newsletter y fue el siguiente: tienes que hablar de Fórmula 1. Dije que sí al momento porque habría vendido mi alma, no estaba siendo una persona racional, pero después me dio muchísima vergüenza. Cómo le hablo de brum brum a la gente listísima que recibe estos emails y que está acostumbrada a las cosas interesantes que dicen Ainhoa y sus amigas.
Es difícil. Entiendo que para la mayor parte de girls, gays and theys la formula 1 es un espacio tan hostil como la liga de fútbol y es muy probable que tengáis recuerdos borrosos de vuestro padre de pie en las comidas familiares de 2006, con un ojo puesto en la tele y obsesionado con un señor asturiano que se creía un samurai.
Lo que vengo a contaros es que la F1 ya no es solo de fifes. Ha habido un giro brutal a nivel de estrategia de comunicación en los últimos años que ha conseguido acercarla un montón a un público femenino no especializado. Eso ha hecho que se haya llevado a cabo un proceso de boybandificación con los equipos y los pilotos.
Soy la primera sorprendida, pero en este mismo instante hay adolescentes de quince años en Estados Unidos que hablan del señor Fernando Alonso como “babygirl”. Y defenderé a muerte su derecho a hacerlo.
Así que lo que os traigo, coaccionada por Ainhoa pero también fascinada, es el fenómeno de edits de pilotos de fórmula 1 con música dramática.
Lacy, de Olivia Rodrigo, para hablar de cómo Ricciardo tiene que ver cada día de su vida cómo su excompañero de equipo, casi diez años menor que él y que en su día era prácticamente su aprendiz, consigue todo a lo que él jamás llegará.
You are on your own, kid, de Taylor Swift, para hablar de cómo Ferrari acaba de echar del equipo a Carlos Sainz para fichar a Lewis Hamilton, a pesar de que Sainz lo ha dado todo por el equipo y siempre ha intentado estar a la altura de la leyenda.
Seven, también de Taylor Swift, para hablar de cómo el padre de Max Verstappen, actual campeón mundial, es un maltratador reconocido que abusaba física y psicológicamente de su hijo con una obsesión casi psicótica por convertirle en el mejor piloto de todos los tiempos.
Creo, de forma cero irónica, que estos edits usando canciones pop conocidísimas para abordar los aspectos más humanos de un deporte que durante mucho tiempo fue demasiado técnico e inaccesible puede ser la clave para que un montón de gente nueva se interese por él. En mi caso fue porque vi una foto de la nariz de Ricciardo y me enamoré perdidamente, pero cada cual tiene sus procesos.
Sara es simplemente la mejor, aquí una tapita que empezó a seguir la newsletter por ella <33
lo de formula 1 me ha pillado tan desprevenida...